Relojes de sol de París

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Aproveché el trayecto en tren hasta París para comprobar mentalmente los preparativos del viaje: material fotográfico, documentación, notas de los itinerarios elegidos, etc. Descartando la visita de lo turístico, opté por descubrir los relojes solares de París, en fachadas, patios interiores, edificios y lugares públicos, tales como el reloj de sol de la Plaza Concorde, donde el obelisco del Templo de Luxor, además de señalar las horas según la órbita terrestre en su giro alrededor del sol, nos marca los solsticios y equinoccios, comienzo de las estaciones del año.

Con ayuda de un mapa turístico señalé en el cuaderno de notas la dirección del barrio Le Marais: iría buscando los cuadrantes solares que tenía anotados. Hacían falta cálculos matemáticos para construir un reloj solar: la sombra de su gnomon señala las horas, reflejadas sobre el plano del cuadrante; esa varilla orientada al norte sirvió a los antiguos matemáticos griegos para medir el diámetro de la tierra.

En 10 rue Terrée encontraría otro reloj de sol, éste de estilo modernista; luego cruzaría el Jardín del Temple dirección a Le Marché des Enfants Rouges, el mercado más antiguo y animado de París: aquí tomaría mi primer café. El siguiente reloj, del recorrido, lo encontraría en el 45 rue des Archives: en el patio del edificio hay dos relojes, uno de mañana y otro de tarde, el primero lo corona una parca con la guadaña en una mano y en la otra muestra la hora meridiana, las doce; en el de tarde figura el lema «aprovéchate mientras sea posible» . La antigua Roma nos recuerda sus mitos.

Entre medición solar, y toma de fotos, encontraría un hueco para ir a La Poste, compraría un bloque de sellos de Marianne, para la colección de mi hermano: esta vez la modelo elegida para el sello, es una activista ucraniana, del movimiento Femen. Desde que Delacroix pintara la Libertad guiando al Pueblo ha llovido: mucho. El burgués del cuadro es el único que ha prosperado, aunque Marianne, con su mirada fija en él, nos advertía que no era de fiar.

Para cuando atardezca, pienso hacer una fotografía panorámica de la ciudad desde la terraza del Instituto del Mundo Árabe: la luz ya aconsejaría trípode y obturador en “B”, como el iris del ojo que se agranda para recibir más luz; la fachada del instituto árabe controla la entrada de luz natural al edificio con pequeños diafragmas metálicos. Luego me acercaría hasta el 7 la Rue Saint Jacques, donde encontraría el reloj de sol con rostro de mujer diseñado por Salvador Dalí. De allí visitaría a un amigo que, como de costumbre, suele recibirme con una taza de té, como muestra de su hospitalidad.

El tren recorría los últimos metros de la vía hasta detenerse en el andén de Gare de Lyon, final de trayecto. El cañón meridiano del Jardín de Palais Royal, con el sol en su cenit, anunciara, en ese momento, con su disparo el mediodía solar. Cuentan que en julio de 1879, en el momento que se disparó el cañón, marco el inicio de la Revolución Francesa. Su leyenda reza: «Sólo marco las horas felices«.

                                                                                                       Enrique Romero

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2 respuestas a “Relojes de sol de París

  1. elena balado 23 febrero, 2018 / 11:08 am

    Me encantan los relojes de sol…… conoces OTOS cerca de Gandía….. es el pueblo de los relojes de sol, están por las calles y hay una ruta turística que te los explica. Cuando vaya a París intentaré ver los de tu maravilloso artículo.Gracias.

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  2. María del Mar 25 febrero, 2018 / 5:45 pm

    Toda mi vida ha estado rodeada de relojes. Mi padre y mi abuelo así lo decidieron con sus trabajos. Apreciar su significado y entender su importancia para la humanidad no es cosa menor… Gusto por esa visión temporal, medir el día y entender la vida todo es uno…En la variedad de modelos la inteligencia del hombre se desarrolla y en su aplicación para avanzar cada vez más…

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